¿Que papel juega el Hormigón?

diciembre 06, 2019


Como herramienta para dar forma al mundo físico, el hormigón hace arquitectura e ingeniería. El hormigón también es una herramienta de comunicación que genera ideas, el diálogo entre el hormigón y la tecnología ha generado un extenso intercambio de propuestas estéticas a lo largo de la historia. 

Darse cuenta de cómo el hormigón y la historia de la construcción están entrelazados, incorporando de manera elocuente la cultura tecnológica y la hermenéutica estética, es un juego fascinante. Este artículo hace un recorrido ecléctico y mínimo sobre el recorrido histórico del hormigón estructural para explicar el porqué la gente lo critica constructivamente cuando éste les seduce.

Como material estructural el hormigón está hecho de materiales normalmente disponibles en todo el mundo, cualquiera puede producirlo pero obtener un buen resultado ya es más difícil de conseguir. 

No sólo con cemento, arena, grava, agua, aditivo y encofrado se consigue, la interrelación cuantitativa entre dichos componentes junto con el ambiente atmosférico del lugar y con la voluntad estructural que se le quiere dar es un juego difícil de controlar sin conocimientos y ni experiencias previas. 

Hace falta conocimiento técnico y artesanal sin olvidar que una buena investigación y un buen detalle suelen ir acompañados de una voluntad estética acotada. Si el gusto no se incorpora en el desarrollo de cualquier obra hecha con hormigón su resultado suele ser feo, por no decir terrible. Por tanto, si queremos jugar con el hormigón mejor jugar bonito, promoviendo aquellos aspectos estéticos en su manufactura.


El hormigón por si solo, es decir, sin acentuar su aspecto o sin combinarlo con otros materiales; se etiqueta como povera, desconectado de lo agradable, sin atributos de elegancia o sin aptitud para generar espacios confortables. Su color, su aspecto frío y la aspereza de su textura lo acercan a atributos estéticos humildes, industriales, deteriorados, decadentes, prefabricados, etc. 

Como material estructural sólo ha conseguido categoría estética cuando la configuración morfológica de su disposición expresiva, sea por forma, por composición con otros materiales o por textura en su acabado, se ha tratado con voluntad creativa consiguiendo un resultado final con propósito estético. 

Aunque no todo se queda en el terreno del estilo constructivo o de los atributos estéticos, la parte más interesante del hormigón estructural reside en su comportamiento evolutivo. Sin atender a las reacciones químicas y comportamientos físicos de las etapas iniciales del hormigón una vez vertido da como resultado obras de baja calidad, no sólo resistente, también estética.

La introducción del acero permite reducir el tamaño y la esbeltez de sus proporciones, multiplicando las opciones del material como soporte de conceptualización de nuevas formas estructurales. El análisis estructural del hormigón armado o pretesado es catalizador de un lenguaje creativo de gran libertad expresiva que el movimiento moderno sabe utilizar como seña de identidad. Candela, Maillart, Nervi, y Torroja son ejemplos paradigmáticos, también por el avance en técnicas constructivas y en conocimiento del material.

Raras veces se define el aspecto del hormigón en obras con presupuestos ajustados. Si se hace se suele hacer con detalles gráficos o imágenes renderizadas dejando en manos del constructor y la dirección técnica de la obra el control de calidad estética de su ejecución. 

Cuando las propuestas de acabado son complejas o su materialización responde a productos poco estándares se hace muy cuesta arriba conseguir un acabado excelente. Por desgracia la mayor parte de agentes involucrados en la construcción están poco acostumbrados a trabajar en modo artesanal y están aún más alejados de conceptos estéticos. 

Algunas veces hasta el buen curado es menospreciado. Si no se trata el hormigón como un material vivo, cultivando y mimando todas sus etapas iniciales es imposible conseguir un buen resultado. Quizás este paradigma de insensibilidad estética puede cambiar en un futuro gracias a la tecnología.

El avance de la informática y la tecnología de la información tiene un impacto directo en la forma o la creación de los materiales físicos. Hoy en día utilizamos el ordenador para todo. 

Pocas veces se visita el lugar, se toca el material o se pregunta a usuarios antes de empezar un proyecto o una obra. 

Todo está en la nube, toda realidad se convierte en datos. La idea de lo que es físico y lo qué es información se mezcla hasta tal punto que muchos profesionales ya ofrecen proyectos virtuales de realidad aumentada. 

El BIM es ya la cúspide de este proceder. ¿Podrá el BIM también ser capaz de coordinar aspectos estéticos? ¿Habrá voluntad para hacerlo? Pienso que todo dependerá si la implicación ciudadana forma parte del hueso de este nuevo sistema de gestión ya que, ¿a quién no le gusta un proyecto bien diseñado y bien acabado?

Fuente: Dobooku

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